En todos los colegios y guarderías se organizan fiestas de Navidad para los niños como colofón a la entrega de notas y de las ansiadas vacaciones. Si estas fechas ya suponen un trabajo añadido para todos los hogares (decoración, gastronomía, compra de regalos), con su consiguiente desembolso, los profesores de nuestros hijos nos encargan unos deberes extraordinarios: conseguir un disfraz para que luzcan en estas fiestas.
No obstante, podemos tomarnos esta trabajo extra como una oportunidad para desarrollar nuestra creatividad. Sería muy recomendable que fuésemos nosotros mismos los que confeccionásemos el disfraz de nuestro hijo. Por otro lado, si le implicamos en el esfuerzo que realizamos, y la invitamos a colaborar, puede divertirse enormemente y disfrutar, con nosotros, de un momento único.
Pues bien, una idea bastante curiosa para un disfraz infantil, es la vestir a nuestro hijo de árbol de navidad. En primer lugar, deberemos conseguir unos leotardos verdes. Por otro lado, para la parte superior, deberemos conseguir una prenda –preferiblemente abrigada, dado el frío que hace en estas fechas– del mismo color. Intentaremos que ambos tonos verdosos sean coincidentes. Si se trata de una niña, es recomendable que nos hagamos con un vestido de manga larga no demasiado largo y cuya falda se ensanche en la parte baja. Por otro lado, sería recomendable que llevasen unos zapatos o botas marrones o negras.
Si tenemos unas mínimas nociones de costura, sería adecuado recortar dos triángulos de fieltro verdes y grandes, del tamaño del cuerpo de nuestro hijo, que coseríamos a la base descrita. Por supuesto, para esto deberíamos dejar hueco para que pueda sacar los brazos.
A continuación, hemos de hacernos con tiras de espumillón de diversos colores. Éstas habrían de coserse igualmente. Una mayor variedad de tonos, garantiza un disfraz más vistoso.
En cartulinas de colores, debemos dibujar círculos para después recortalos: éstos harán las función de bolas navideñas que cuelgan del árbol. No obstante, irán pegadas al fieltro, de forma que no se caigan y repartidas a nuestro gusto. Hemos de tener en cuenta que si le ponemos bolas auténticas al disfraz, lo más posible es que se rompan, lo cual es peligroso para nuestros hijos.
En último término, debemos extraer una estrella grande a partir de una cartulina amarilla o, mejor aún, de un cartón que después pintemos con acrílicos. En uno de los vértices de la estrella efectuaremos un agujero, que servirá como sujección. Pasaremos un hilo o cuerda por éste y lo anudaremos a una diadema del color del cabello de nuestro hijo, para que pase inadvertida.
Para finalizar, a la hora de disfrazar a nuestro hijo conviene que le pintemos en las mejillas unos coloretes rojos y una estrella dorada alrededor de uno de sus ojos.
Si deseamos completar el disfraz con un toque divertido, en la parte inferior del fieltro podemos coser regalitos que cuelguen.