“¡Señoras y caballeros! ¡Niños y niñas! ¡Ha llegado a su ciudad el circo de los fenómenos!” Algo así sería lo que se oiría en las calles allá por 1880, mientras que las caravanas con toda clase de personas que tenían una peculiaridad entraban en las ciudades con sus espectáculos.
Algo oscuro pero a su vez con cierto arte extraño que nos enseñaba a los llamados “fenómenos”, que eran gente que podía hacer cosas que a los demás les eran imposibles. Mujeres contorsionistas, siamesas, lanza cuchillos, domador de fieras… Cualquier cosa valía.
De momento aquí os dejamos algunas ideas:
El forzudo
Un adonis con brazos musculoso, que era capaz tanto de levantar un banco con tres mujeres sentadas como pesas de hasta 100 kg cada una. Un disfraz que es fácil de conseguir con los siguientes elementos. Empezaremos por los pies, como se visten los grandes señores:
Unas botas negras, un pantalón a rayas blancas y negras o blancas y rojas. Una camiseta color carne con músculos, de esas que ya venden. O puedes usar una interior blanca y rellenarla tú mismo para marcar los músculos. Ya que no todos tenemos un cuerpo marcado… Usaremos una camiseta de tirantes a juego con los pantalones.
Ya sólo nos quedara los últimos detalles…Unas muñequeas, un buen mostacho de pega y unas pesas, que podemos crear nosotros o comprarlas ya hechas.
La mujer barbuda
Aunque ya muchos son los chicos los que salen así en carnaval, no nos referimos al mismo disfraz… Las mujeres barbudas eran mujeres que compensaban su espeso vello facial con ser excesivamente femeninas. Esto lo conseguían con corpiños, faldas que dejaban típicas del siglo XIX, que se recogían por la parte delantera dejando ver algo de las piernas o enaguas. Un peinado elaborado enjoyado. El cual iba decorado con peinetas, flores o algún tipo de adorno en la frente.
Muy importante es el maquillaje, perfilar los ojos, unas pestañas postizas, labios rojos y sombras pronunciadas.
Ahora sólo te falta encontrar una barba postiza de tu color de pelo y ya está hecho.
La gitana y su bola
Cíngara que poseía un dotes adivinatorias usando para ellos bolas de cristal, posos del café o cartas del tarot. Un disfraz con mucho juego, ya que puedes pasar una noche muy divertida y comunicativa con todos los invitados.
Para ello lo que necesitas es oscurecer levemente tu piel. Rizar tu pelo, mejor si es oscuro y dejarlo suelto, solo recogido por un pañuelo a modo pirata que se ceñirá a la frente. Mejor si es de los que le cuelgan moneditas. Muchos abalorios como pulseras redondas doradas, pendientes de aro.
Tu atuendo con una camiseta ibicenca blanca y una falda larga bastara.
No olvides perfilar de forma exagerada tus ojos.
¡Una noche que será un verdadero espectáculo!