De un tiempo a esta parte las ferias medievales se han puesto de moda en todo el país. La mejor forma de disfrutar de la fiesta en todo su esplendor es hacerlo con ropa acorde a la época para sumergirse mejor en el ambiente del mercado y de los diferentes puestos atendidos por comerciantes ataviados para la ocasión.
Puedes sentirte como un miembro de la realeza que se mezcla con la plebe para disfrutar de un día de compras. Pero a no ser que seas realmente bueno con la aguja lo mejor es que compres el traje. Por poco precio encontrarás ropa adecuada: un traje ceñido a la cintura y con anchas mangas para ella con un bonito tocado con velo; para él unas botas, pantalones pitillo y un jubón con una capa. Un gorro adornado de plumas dará el toque final a nuestro regio atuendo.
O unos sencillos campesinos.
Si no te apetece gastar mucho dinero o lo tuyo es la sencillez los disfraces de pueblo llano, como campesinos, son realmente sencillos de realizar y se pueden incluso conseguir con ropa que todos tenemos en casa sin necesidad de comprar más que algún complemento para dar más realismo.
Para ella una falda larga, estilo hippy y una blusa blanca son suficientes para base. Lo más realista es ceñir la blusa con un corsé que puedes realizar con una tira de tela negra y cordón sin a penas dificultad. Si no queda con un acabado muy profesional mejor, le dará más realismo al traje. Puedes poner un mandil sobre la falda con grandes bolsillos y para llevar tus cosas una bolsita de tela con un cordoncito.
Para él unos pantalones marrones de tela, mejor si están viejos y se les pone algún parche. Una camisa blanca y por encima un chaleco que puede ser una vieja chaqueta reciclada. Eso si, en vez de botones recuerda unirla con un cordón cruzado. Si tienes una camisa de tela larga, floja, de las que cierran arriba con un cordoncito y que son típicas del verano, también nos vale. Puedes ponerte una capucha de tela o dejar la cabeza descubierta, a tu gusto.
Lo importante es disfrutar de la fiesta.
Al final, nobles y campesinos acabarán mezclados y compartiendo mesa mientras se cena carne a la brasa, bollos preñados y dulces medievales de los que venden en los puestos de comida y que hacen realmente tentadores estos mercadillos. Porque lo más importante es divertirse y sentirse a gusto, sin importar la “clase social”.