¿Cómo? ¿Pero la fiesta de disfraces no era la semana que viene?… ¿Esta noche? ¡Pero si la tienda ya está cerrada!… Calma. Que no cunda el pánico. Aún puedes hacerte un disfraz casero y triunfar más que aquella marca de cerveza… Las claves son activar la imaginación y el sentido del humor. Ahí van unas cuantas ideas.
Para empezar, ¿por qué no te disfrazas de error informático? No me digas que nunca te ha pasado, cuando querías ver una página en internet, que te ha salido del condenado “Error 404 / Page not found”. Pues aprovecha que quien más quien menos sabe qué es y escribe en una camiseta blanca “Error 404 / Costume not found”, o algo similar. Un disfraz genial en apenas dos minutos.
Seguimos adelante con más disfraces informáticos: casi todo el mundo sabe cómo es el icono de acceso de Photoshop CS6: un cuadrado azul con las letras PS en su interior y un marco del mismo color que las letras rodeándolo. Dibuja y recorta las letras. Haz lo mismo con un marco del tamaño que abarca desde tu cintura hasta la cabeza. Ponte un jersey azul, sobre el que pondrás las letras (el cómo es cosa tuya y del cariño que le tengas al jersey). El marco, mejor llévalo en la mano.
Las redes sociales… ¡Qué gran invento!
Otro más, y aun más sencillito: de tuit. Basta con que te hagas con una cartulina blanca y dibujes en ella, todo alrededor, el marco que Twitter pone en sus mensajes. Luego, con letras que imiten a las que usa la red de microbloging escribes un mensaje del tipo “@lospresentes Soy un tuit, no un hombre anuncio”, o algo así.
Más disfraces de urgencia para triunfar: Recorta y monta doce triángulos como los que ves en la foto, toma un diadema, únele un alambre e inserta el dodecaedro en él. Póntelo en la cabeza. Hala. Ya eres un Sim.
¡¡Vaya tontería!!
Pero el colmo de la sencillez –hay quien lo llamaría estupidez- es pintarse en la cara la palabra “BOOK”. Dices que vas de Facebook y, si no te apalea el portero cuando te empeñes en pasar, es posible que alguien quiera ser tu amigo.
Son, en fin, pequeñas ideas de urgencia, algunas de ellas basadas en el mero humor absurdo (o en la más absoluta de las estupideces y ausencia de sentido del ridículo), pero al menos nadie podrá decir que no ibas disfrazado.