Etimológicamente la palabra cosplay proviene del inglés, costume play, que significa juego de disfraces. No obstante, se trata de una extendida práctica de origen japonés basada en el fenómeno fan de la cultura popular nipona del siglo XX.
De este modo, los cosplayers buscan adquirir una apariencia similar a la de sus personajes favoritos de manga, anime o videojuegos, al tiempo que intentan interpretar el rol de éstos.
Si bien para un cosplayer cualquier momento es bueno para disfrazarse, las convenciones son el punto de encuentro entre los mismos. Así, desde hace años, los salones del cómic y el manga de todo el mundo se han convertido en escaparates móviles de cosplay. Acudir a uno de estos es, hoy en día, como dar un paseo a escala real por entre las páginas de una ludoteca otaku. De hecho, es muy corriente encontrar un rastro de flashes fotográficos persiguiendo a los cosplayers cual si fueran estrellas de cine. En tales eventos son habituales también los concursos, que potencian la creatividad en la confección de los disfraces y el empeño en la interpretación por parte de los cosplayers.
Si bien este fenómeno nació, según cuentan los puristas, por amor al arte, con el tiempo se ha convertido en un importante filón que mueve amplias masas de capital en la industria de la moda. Los cosplayers originales confeccionan sus propios disfraces haciéndolos únicos y guardando los secretos de elaboración. Pueden llegar a dedicar meses de esfuerzo en la construcción de una interpretación encarnada de sus héroes de papel. A priori, esto puede parecer exagerado, pero un buen cosplayer debe tener en cuenta muchos elementos: no sólo las ropas, sino también los peinados, el maquillaje y los complementos, así como la interpretación.
Sin embargo, por otro lado, existen tiendas, físicas y virtuales, especializadas en estos productos donde se pueden adquirir cosplays completos o accesorios que no queramos o sepamos elaborar en nuestras casas. Internet es un gran escaparate siempre disponible para los seguidores de esta diversión.
El cosplay es, en definitiva, una fuente de creatividad y apertura de posibilidades para todo aquel al que le guste disfrazarse y poner empeño en sus disfraces. Para muchos otakus el cosplay es un estilo de vida. En todo caso, el empeño obsesivo de algunos cosplayers no es excesivamente sano. No debería ser olvidado que el objetivo original de esta tendencia es la diversión de aquel que la practica. Después de todo, al margen de concursos, convenciones y la admiración del entorno del cosplayer, el primer premio y más importante, es el de ejercer la posibilidad de tener, por un día, un papel activo y ser aquel personaje que ha admirado durante tanto tiempo pasivamente.