Al ser una época especial, durante la Navidad tenemos licencia para hacer cosas a las que no estamos acostumbrados normalmente. Por eso es uno de los momentos del año en que podemos encontrar a más personas disfrazadas por las calles. Además, casi cualquier lugar al que vayamos tendrá algún motivo inspirado en la fiesta.
Quizá el valor más importante, según el espíritu navideño, sea la familia y con ella, el hogar. Si estamos de acuerdo con ello, y queremos hacer del encuentro con los más cercanos un momento especial, debemos poner especial empeño en la decoración de nuestras casas.
A la hora de escoger la decoración, es importante tener en cuenta los diferentes motivos entre los que podemos escoger o combinar para obtener nuestra casa vestida de Navidad. Ello dependerá, primero, del espacio del que dispongamos, segundo, del presupuesto y, tercero, del grado de saturación navideña en el que estemos interesados.
En primer lugar cabe mencionar al clásico abeto navideño. Éstos pueden ser de plástico o naturales: la ventaja de los primeros es que son reutilizables; la de los segundos es que pueden replantarse. Éstos suelen venir decorados con bolas de colores y otras figuras colgantes de diferentes formas. Por otro lado, algunas personas emplean espumillón. También se le suelen colocar luces de colores parpadeantes. En la cima será donde irá situado el adorno de mayor tamaño.
Por otro lado, otro elemento muy común son los belenes: éstos pueden ser tan simples como un portal de belén con apenas el misterio, o complejas recreaciones de Belén en la época del nacimiento de Cristo.
Si nuestro hogar es laico, podemos sustituir el clásico belén por un paisaje navideño que recree una ciudad invernal. Podemos confeccionarlo a partir de la adquisición de casitas en miniatura del tipo belga. Por debajo podemos poner algodón, para simular la nieve.
En la tradición anglosajona, donde las casas con chimenea son frecuentes, son corrientes unos grandes calcetines colgados, bordados con el nombre de un miembro de la familia.
Al margen de estos grandes elementos, cabe mencionar que los pequeños detalles son los que completan la decoración navideña del hogar: por ejemplo, podemos poner gorritos de Papá Noel por las esquinas, ángeles o figuras de gnomos; también podemos elaborar centros de mesa confeccionados con bolas, piñas y velas de diversos colores. O usar estos elementos por separado.
Si queremos destacar algún lugar, podemos recubrirlo con espumillón y acompañarlo, a su vez, con ristras de luces. Por otro lado, podemos emplear ramas de abeto o muérdago. También podemos utilizar las luces de colores para situarlas en las ventanas.
Cuando hayas seleccionado los elementos con los que disfrazarás a tu casa, bastará con que pongas unos villancicos y disfrutes con el proceso de decoración, a ser posible, en familia.