Venecia es una de las regiones de la península itálica con mayor encanto. Igualmente, en términos generales, es un destino turístico de gran auge internacional. Al margen de la belleza natural y tan original del entorno, Venecia se convirtió en una capital turística desde temprano por razones adicionales. Una de ellas es que desde antiguo se ha destacado como un lugar festivo; entre otras festividades, destacan los matrimonios celebrados en el agua, festivales del vino, conmemoraciones de la peste o regatas históricas; pero sobre todo, el carnaval.
El Carnaval de Venecia es, sin lugar a dudas, uno de los más importantes en el mundo, al mismo tiempo que uno de los más antiguos. Se dice que surgió durante el siglo XI, momento en el que Venecia comenzó a dominar marítimamente en entorno del Mar Mediterráneo. No obstante, hasta el siglo XIII no se condecoró como fiesta festividad oficial y suprema.
Las costumbres del Carnaval de Venecia, tal y como lo conocemos datan de los siglos XVII y XVIII. Pongámonos en situación: el carnaval era el momento en el que nobleza rompía su relacionamiento endogámico para mezclar sus costumbres con las del pueblo llano. De hecho, era muy frecuente que se disfrazasen para pasar inadvertidos entre éstos. Se cree que esta es la razón por la que se desarrolló la tradición de las máscaras.
Esta costumbre obtuvo nombre pronto, y aristócratas de toda Europa acudían a disfrutar de la fiesta. No obstante, cuando Venecia decayó en lo que respecta a su control sobre el mar —y en tanto que potencia económica— el prestigio del Carnaval se debilitó hasta puntos insospechados.
En 1797, Napoleón Bonaparte derrogó el carnaval en tanto que festividad en esta zona, y de hecho, no ha sido recuperado hasta hace apenas unas décadas, en 1979. En tanto que Venecia ha vuelto a ser un destino turístico destacado, se pensó que podría ser muy positivo para la ciudad —y divertido para sus visitantes— reconstruir la costumbre carnavalesca tal y como se desarrollaba siglos atrás.
Actualmente el Carnaval de Venecia dura diez días, en los que se organizan bailes en salones y comparsas que desfilan por la ciudad.
La protagonista indiscutible de los disfraces venecianos es la máscara: podemos encontrarlas de todo tipo, más o menos elaboradas y construidas con cualquier motivo. De hecho, muchas de las máscaras que son confeccionadas para el carnaval son consideradas obras de arte. Esto no es extraño, en la medida en que Venecia es una de las ciudades europeas más volcadas con el arte, especialmente debido a la impresionante arquitectura que lucen sus calles.