Navidades disfrazadas en Alcoy

Se cree que la cabalgata de Alcoy (Alicante) es la más antigua del mundo. La documentación atestigua que ya en 1866 se celebró

En Navidad, Alcoy luce sus mejores galas. El Betlem de Tirisiti, comúnmente acotado comoTirisiti, es un montaje teatral con marionetas que se organiza todos los años durante las fiestas navideñas en Alcoy (Alicante). En estas representaciones se mezclan elementos de la cultura popular castellana (como el torero), con la mitología católica: en concreto, la representación del nacimiento de Jesucrito, la pelea entre moros y cristianos y la cabalgata de los Reyes Magos.

En lo que respecta a la cabalgata, la documentación atestigua que ya se celebró en 1866, lo que la hace ostentar el título de ser la más antigua del mundo.

La tradición indica que ya el día anterior, 4 de enero, el emperador real anuncie la llegada de sus majestades. Los niños acuden a escucharle, aprovechando para dejar sus cartas en unas burras que cargan con buzones y son tiradas por pajes de los reyes.

Un dato bastante curioso es que en Alcoy el rey negro es Gaspar, en lugar de Baltasar (que allí es rubio). Los reyes, en lugar de ir en carrozas, van montados sobre sus camellos. Otro acto muy llamativo, es que los pajes suben a las fachadas de los edificios por medio de largas escaleras. Así, reparten por las casas los regalos de Navidad para los niños.

Todos los que han asistido a esta cabalgata dicen que se trata de un espectáculo impresionante, y no es para menos, puesto que en ella participan más de mil personas. Algunos de ellos van disfrazados de pastores y otros son encargados de portar antorchas. Además, participan tres bandas musicales, que interpretan piezas específicamente compuestas para la cabalgata.

Los Reyes Magos de Oriente atraviesan la ciudad hasta que llegan a la Plaza de España. Una vez allí, desmontan sus caballos y se acercan a la representación de la natividad para adorar al niño y entregarle sus ofrendas: oro, incienso y mirra. Esta representación es un belén viviente.

Con todo esto, podemos decir que Alcoy es uno de los lugares de la geografía española donde la tradición navideña cala más hondo. No sólo por la antigüedad de sus costumbres, sino por la plena implicación de todos sus habitantes en el mantenimiento y promoción de estas costumbres. Sin ellos, no sería posible: Alcoy entero se disfraza cuando llega la Navidad. Ahora que el embajador de los Reyes apenas tiene que subir las cartas que portan las burras a la montaña, donde los reyes descansan acampados, todo está a punto para el gran día: veremos con qué nos sorprenden este año.

Carreras… ¿de disfraces?

Durante los últimos días del año, a lo largo de la geografía española, se organizan variantes de una carrera con renombre: la San Silvestre. Aunque la fecha original es el día 31, la primera carrera navideña importante, se organizó en Cercedilla el día 17 de este mes.


Aunque muchos corredores profesionales participan en ellas, es bastante corriente que el hecho de correr estas carreras venga acompañado del apoyo a alguna causa navideña (como el ejercicio o una vida saludable, o independientes de la carrera, como la integración racial u homenajes a figuras). Por ejemplo, la San Silvestre malagueña de este año ha seguido el lema “Por la prevención de la obesidad”. En definitiva, nos encontramos con una actividad que es mitad deportiva, mitad lúdica. En este sentido, cada año es más común que los corredores acudan disfrazados a la carrera para llegar, como una fiesta, a la meta.

Cuentan desde Málaga, que antes de que se iniciase la carrera, llamaron especialmente la atención un grupo de jóvenes que iban pintados de azul, como guiño a la película Avatar. No obstante, poco se descubrió al grupo de los disfrazados: según se inició la carrera, los corredores profesionales quedaron al frente, mientras que todos los disfrazados se movían por detrás. Había disfraces muy originales: Barbie en su caja, Ferrero Rocher, mariquitas, galletas, presos, etc. Incluso algunos haciendo alusión a la actualidad social (Marta Domínguez detenida por la guardia civil).

En Nules (Castellón) se desarrolló ayer una carrera que, aunque era más modesta, tampoco le faltaron corredores disfrazados. Para animar la fiesta, en esta tercera edición, aparte de los premios deportivos, hubo un premio para el mejor disfraz. Y, según han contado, es bastante divertido: el peso del ganador en clementinas. En todo caso, esta iniciativa no es única: en la medida en que la San Silvestre es una carrera popular en fechas navideñas, hay más organizadores que se acuerdan de premiar a los disfrazados que lo contrario. Después de todo, esto publicita las localidades y anima a la gente a participar.

Por ejemplo, en la San Silvestre de la Virgen del Camino (León) encontramos disfraces muy variados: desde árbol de navidad, reno, hasta los clásicos corredores con gorritos de Papá Noel.

En definitiva, a un mes de carnaval, en estas carreras se disfraza toda la familia: ya acuda a participar o sea como público. Entre los motivos, destacan los clásicos navideños. No obstante, es corriente encontrar cualquier cosa: desde trajes que ironizan con los temas de actualidad, dibujos animados, o personajes de película.

Aún quedan unos días hasta el 31, fecha en la que se dan la mayor parte de las carreras. Por lo tanto, aún estás a tiempo para correr y disfrazarte, ¿te atreves?

Disfraz de ángel

Si en lo que respecta a las fiestas de navidad de nuestros hijos deseamos inclinarnos por un clásico disfraz navideño, con connotación cristiana, la opción de vestirlo de ángel puede ser muy divertida.

En primer lugar, hemos de conseguir unos leotardos blancos, disponibles en mercerías o cualquier tienda de moda infantil, especialmente por estas fechas (debido al frío). Por otro lado, hemos de conseguir una camisa blanca. Lo más importante a la hora de seleccionar la más adecuada es que le quede lo más larga posible. Si nuestro hijo es niña, también podemos hacernos con un vestido blanco o camisón.

En la parte inferior de la camisa –o vestido– hemos de coser o pegar una tira frondosa de espumillón. A ser posible, éste debería ser dorado o plateado.

Por lo que respecta a las alas, podemos inspirarnos en el post en el que explicamos cómo elaborar una alas de hada; no obstante, si las que vamos a confeccionar son para un ángel deberán ser más sencillas. Si son coloreadas, sus tonos deben ser pastel y sus formas más sobrias.

Una alternativa a estas alas es fabricarlas con cartulina o cartón. Después las coseríamos a la camisa o las sujetaríamos con imperdibles, aunque también podemos coser –o pegar– unas gomas elásticas para que las luzcan a modo de mochila. Si decidimos hacer nuestras alas con estos materiales, convendría decorarlas con bolitas de algodón y brillantina, para que resultasen más vistosas.

Por otro lado, deberíamos coger una tira más pequeña de espumillón plateado o dorado y confeccionar una coronita para el ángel. Esta puede ir directamente sujeta en la frente del niño. En caso de no disponer de este material, sería óptimo que la fabricásemos con papel de aluminio.

Si queremos que el halo del ángel esté elevado, tenemos una alternativa. Deberemos disponer de una diadema que se ajuste adecuadamente a la cabeza del niño u de alambre. Al trabajar con este material, hemos de tener mucho cuidado y no dejar puntas que puedan herirlo: una buena forma de solventar estos inconvenientes será forrar los extremos del alambre que queden a la vista con cinta de carrocero. Éste se atará, por uno de sus extremos a la diadema; después se moldeará en dirección ascendente. Por otro lado, se realizará un círculo con otro extremo de alambre y sujetado por cinta de carrocero. Después lo forraremos con papel de aluminio o espumillón. A continuación, ataremos nuestro halo al alambre que asciende desde la diadema y camuflaremos la conexión con más papel de aluminio o espumillón.

Como toque final, sería bonito disponer de un poco de purpurina con la que maquillar las mejillas de nuestro ángel llegado el momento de lucir su disfraz. También podemos pintarle motivos navideños –no demasiado llamativos– en las mejillas.