Disfraz de Rudolf

Aún faltan unos pocos días para la llegada de la Navidad. Estos días, por lo general, todo son prisas y preparativos. No obstante, si tienes un poco de tiempo libre y todavía no te has hecho con un disfraz, he aquí una propuesta que quizá te interese.

Rudolf, el reno que acompaña a Santa Claus en la entrega de regalos es, al mismo tiempo su favorito. Lo mejor de hacernos con un traje suyo, aparte de lo entrañable que resulta, es que se trata de un disfraz apto para cualquier miembro de la familia, independientemente de su edad o sexo.

Para confeccionar un disfraz de reno, lo más importante es que consigamos un pantalón –al que podremos añadir un rabito en la parte trasera– y una camisa, camiseta o jersey marrones y, a ser posible, que nos queden holgados. Igualmente, debemos adquirir unos calcetines gruesos blancos y unas manoplas del mismo color. Dependiendo de como sea la prenda que cubre nuestro torso, podemos hacernos con un pedazo de fieltro de un tono un poco más claro para coserlo –o pegarlo– a la altura del vientre. Éste habrá de tener forma redondeada y cubrir hasta el pecho.

En la cabeza estará la clave de nuestro disfraz. Aquí tenemos varias opciones. La primera, y quizá la más sencilla, sea elaborar una careta con un pedazo de cartulina y una goma. La careta tendrá que tener forma ovalada y, al pintar la cara, hemos de dibujar una gran nariz roja (al margen de que hagamos algún agujero a esta altura para poder respirar. Los ojos deben ser también mucho más grandes que los nuestros. Por otro lado, de la máscara debería sobresalir unos cuernos grandes.

La segunda posibilidad parte del maquillaje. Deberíamos colorear nuestra cara de un tono marrón. Si pensamos que esto es incómodo, al menos deberíamos pintar nuestra nariz de color rojo. Sería aún mejor si nos hacemos con la típica nariz de payaso.

En lo que respecta a los cuernos, podemos hacerlos nosotros mismos. Tan sólo necesitamos una diadema un par de pedazos de alambre. Ataremos cada alambre en un lado de la diadema que después llevaremos puesta. Después, lo podemos forrar con cualquier material que se nos ocurra para darle grosor: por ejemplo, con papel de periódico o algodón. Para finalizar, forraremos los cuernos con fieltro o cartulina marrón. Si nos resulta muy complicado, podemos hacerlo directamente con cinta aislante de este color. También podemos hacer unas orejas que sujetar a la diadema por debajo de los cuernos.

Otra opción es comprar directamente un gorrito con la cara de Rudolf. Estos se suelen encontrar con facilidad en los mercadillos navideños. Será mucho más económico que hacernos con el disfraz completo.

Crea tu gorro de Papá Noel

Si existe algún complemento que diferencie un buen disfraz de Papá Noel de otro mediocre, es el gorro. Por eso, si queremos elaborar nuestro propio disfraz, este será el elemento en el que debamos poner mayor cuidado. El material que se recomienda más a menudo es el fieltro rojo, aunque para este fin pueden valer diferentes telas. En todo caso, si queremos utilizar alguna tela distinta, deberíamos consultarlo con el dependiente de la mercería o con algún conocido que tenga nociones de costura.

Por otro lado, necesitaremos una tira de piel de cordero sintética o de cartulina y algodón (hemos descrito la elaboración de esta en posts anteriores). También necesitaremos goma suficiente como para envolver la cabeza e hilo rojo.

El primer paso consiste en doblar el fieltro con forma de cono: elevamos la esquina superior izquierda a la inferior derecha. A continuación sujetamos esta doblez con un alfiler, lo doblamos, y tenemos la forma de un cilindro con el fieltro.

En este punto, lo que tenemos que hacer es cortarlo, empezando por la esquina inferior donde se juntan las dobleces del fieltro.

En función del tamaño de tu cabeza, calcula la medida del tamaño inferior del gorro. Antes de coserlo, midélo para calcular el tamaño de la tira de piel o algodón. Después cósela al fieltro asegurándote de que los bordes estén bien alineados. Termina de coser el fieltro y recorta los pedazos que te sobren. Es muy importante que recuerdes coser los extremos del fieltro y la tira blanca desde la cara oculta del gorro. Así, cuando le des la vuelta, la cara visible carecerá de costuras.

Si vas a completar tu disfraz con una peluca blanca, puedes coser el gorro directamente a ésta para asegurarte de que no se te caerá. Si no habías pensado en este detalle, puedes recortar un pedazo de fieltro blanco con la forma de tu cabeza, para que tape tu pelo y coserlo al gorro. Deberías recortarlo teniendo en cuenta que tus orejas deben quedar libres y dejando unas amplias patillas; tampoco hagas que Papá Noel tenga el pelo demasiado largo. Una vez lo las cosido, puedes pegar tiras de algodón, similares a las que empleaste en la fabricación de tu barba (te explicamos cómo en el post anterior).

Por último, ¡no te olvides del pompón! Si sabes hacer ganchillo, conoces cómo fabricarlos. Si no es así, te explicamos un truco muy sencillo: tienes que fijar dos palos de forma que queden paralelos a una distancia de 5 centímetros. Después, coges un un ovillo de lana blanca y lo enrollas en torno a los palitos para fabricar el pompón, apenas tienes que dar vueltas: cuántas más dés, más grueso será éste. Tienes que guardar un poco de hilo para atar el ovillo fabricado por la mitad y anudarlo bien. A continuación, sacas el hilo de los palos. Quedará una forma parecida a un lazo. El último paso es cortar ambos extremos, y darle forma al pompón a tu gusto. Para finalizar, cose el pompón al extremo de tu gorro.

Crea tu disfraz de Papá Noel: Complementos II

Si queremos construir nuestra propia barba de Papá Noel lo primero que tendremos que hacer es dibujar un molde. Para ello, debemos de tener en cuenta el tamaño de la cabeza del que se va a disfrazar. Deberíamos medir, para esto, la distancia que hay entre el inicio de cada una de nuestras orejas. En estos extremos, tendríamos que dibujar unos puntos, a un centímetro de distancia de los extremos, por donde introduciremos posteriormente la goma elástica.

Por otro lado, deberíamos darle al bigote una forma voluminosa y dejar una apertura para la boca. En todo caso, en Internet pueden descargarse e imprimirse distintos moldes en el caso de que no seamos demasiado hábiles.

Una vez que tenemos el molde, debemos colocarlo sobre el fieltro y recortarlo con la forma deseada después de dibujar la silueta con un lápiz. Una vez que lo tenemos, tocaría pegar con cuidado tiras de algodón sobre este excepto sobre la boca. Finalmente, cogeremos la goma elástica y la introduciremos por los agujeros, de afuera hacia adentro, anudándolas de forma que la barba pueda sujetarse a la cabeza. Si queremos que quede mejor, podemos coser la goma con hilo blanco.

En cuanto al saco de Papá Noel, si no tenemos algo mejor por casa, bastará con una bolsa de basura. Si no queremos rellenarla con regalos reales, lo que podemos hacer es guardar unos días antes los envases y cartones que usamos y tiramos en la vida cotidiana: bricks de leche, latas de refrescos, cajas de cartón, rollos terminados de papel higiénico, etc. Entonces podemos comprar papel de colores y envolverlos a nuestro gusto. La ventaja de esto es que seremos un Papá Noel que disponga de regalos de diferentes tamaños y colores para entretener a su público. Y lo que es mejor: ¡no sufriremos dolores de espalda al día siguiente por culpa de una pesada carga!

Otro complemento interesante de Papá Noel son las gafas. Aunque no siempre se le representa con éstas, queda muy bien que nuestro personaje se las ponga a la hora de leer y repasar las cartas de los niños. Para ello, debemos busar unas gafas de alambre en cualquier bazar. Podemos hacer una cadeneta con lana para atarla a los extremos y poder llevarlas colgando. No conviene hacer gafas con alambre en casa: puede ser peligroso, especialmente si vamos a interactuar con niños. Las gafas de cartón o cartulina tampoco son muy recomendables porque cuando Papá Noel se pone gafas, son muy discretas.

En general, cuando construyamos nuestro disfraz, seamos más o menos hábiles, debemos ser imaginativos. Un ejemplo de originalidad consiste en hacernos con la agenda en la que Papá Noel tiene el registro con los nombres de los niños y cómo se han portado.

Crea tu disfraz de Papá Noel: Complementos I


Cuando construirmos un disfraz de Papá Noel, hemos de tener en cuenta los siguientes complementos: una barriga, cinturón negro grueso, unas botas negras, un gorro rojo típico, una barba blanca, unas gafas redondas y un saco lleno de regalos. Todos ellos se pueden adquirir en mercadillos navideños, como el de la Plaza Mayor de Madrid. Por otro lado, es bastante posible que ya tengamos en casa alguna estas cosas. Pues bien, en este
post vamos a explicaros cómo elaborar vosotros mismos vuestros complementos.

En primer lugar, si no tenemos una barriga natural del tamaño de la de Papá Noel, deberemos hacernos con un cojín o almohada y anudarla a nuestro vientre antes de vestirnos. Para ello podemos emplear con una cuerda o un cinturón interior. Es muy importante que quede bien sujeta, pues de lo contrario se moverá y nos sentiremos incómodos.

Por otro lado, no todo el mundo tiene un cinturón lo suficientemente largo como para abarcar la barriga de Papá Noe: hemos de ser conscientes de que deberá colocarse exactamente en el ecuador de la cintura, precisamente a la altura donde el perímetro tripal es mayor.

Si prescindimos, por su precio, del cuero para confeccionar nuestro disfraz (es más económico comprar directamente un cinturón grande), la opción más recurrida es la cartulina. Podemos contruir una tira del grosor deseado con cartulina negra o marrón y dibujar ornamentos navideños con rotuladores de colores en torno al cinturón. Después, con una cartulina gris podemos dibujar una herradura grande (puede tener como forma cuaquier motivo navideño). A continuación, pegaremos la hebilla a uno de los extremos de la tira del cinturón.

Por otro lado, compraremos velcro en una mercería. Con pegamento permanente, fijaremos una parte de éste al extremo donde no hemos colocado la herradura y la otra, a la cara interior de la hebilla misma: Así podremos abrocharnos y desabrocharnos el cinturón sin romperlo. También podemos coser tiras de tela roja alrededor de la casaca. A través de éstas podemos introducir el cinturón y sujetarlo; otra opción es coserlo con hilo negro por todas partes excepto por la apertura de la chaqueta (ahí se sostendrá con el velcro).

Además, tendremos que hacernos con unas botas negras. Lo ideal sería que fuesen altas y cubriesen los bajos de nuestro pantalón. En ese caso, cabría rematarlas con tiras de algodón o de piel de cordero. Es más fácil coserlas al pantalón de forma que cuelguen por encima de la bota que fijarlas a ésta. Una vez nos hayamos puesto el calzado, podemos asegurarlas con pegamentos débiles, celo o bluetack; también podemos atarlas con imperdibles (¡cuidado!) a los cordones o hebillas de las botas. Si no tenemos unas botas negras, tendremos que conformarnos con unos zapatos oscuros.

Crea tu disfraz de Papá Noel: los detalles marcan la diferencia

En el post anterior  explicamos cómo construir la  base para nuestro disfraz de  Papá Noel. Sin embargo, y  aunque aprendimos cómo  hacernos con el traje básico,  si lo dejamos así, luciremos  un disfraz demasiado soso. Ha llegado el momento de  darle vida a nuestro gordinflón interior.

En primer lugar, vamos a necesitar algodón, cartulina roja y pegamento. Lo primero que tenemos que hacer es medir el contorno inferior de nuestra chaqueta. Al dato obtenido deberán sumársele cuatro centrímetros; por ejemplo, si la chaqueta mide 110 centímetros, la cifra con la que trabajaremos serán 114 centímetros. Esta será la longitud de la tira de cartulina que recortaremos. En cuanto al ancho de la cinta, depende de gustos, pero el tamaño idóneo oscila entre los 5 y 10 centímetros. Si la cartulina que tenemos no es lo suficientemente larga como para recortar una tira de esta logitud, un truco que podemos utilizar es grapar o pegar cuidadosamente varias más cortas para obtener el mismo resultado.

Igualmente, deberemos medir el contorno de las mangas de la chaqueta y escoger una anchura que se adecúe a nuestro gusto. En este caso, debemos incrementar en 2 o 3 centímetros el dato obtenido. Sin embargo, esta vez, aplicaremos el superávit a la anchura de la tira (en lugar de a la longitud).

Una vez que tenemos todas las tiras, debemos extenderlas en una mesa. Después, haremos bolitas de algodón y las pegaremos cuidadosamente sobre la cartulina. Intentaremos que no queden muchos espacios. En función de lo voluminosos que queramos que sean los bordes de nuestra chaqueta, podemos poner nuevas capas de bolas de algodón sobre la primera.

Cuando ya se ha secado el pegamento, tenemos varias opciones: en primer lugar, podemos pegar directamente con pegamento las tiras de cartulina a la chaqueta; o también graparlas por los bordes con mucho cuidado de no romperlas; una tercera opción consiste en coserlas con hilo blanco, de modo que podamos retirlas en el futuro sin demasiado esfuerzo. La longitud sobrante nos puede ayudar a engancharlas y asegurarlas por la cara interior de la prenta.

Si tenemos mucha prisa y no queremos andar pegando algodones, podemos pegar o coser directamente una tira de cartulina blanca, aunque no obtendremos un efecto tan vistoso. Por otro lado, si nuestro presupuesto es superior, podemos cortar directamente tiras de tela de piel de cordero sintética (en cualquier mercería las podemos encontrar) y coserlas.

Respecto a la chaqueta, cabe añadir pequeños toques, como un cuello de algodón elaborado por la estrategia que acabamos de explicar o conseguir en una mercería unos botones negros grandes y vistosos con los que ornamentar el abrigo de nuestro personaje. También podemos poner tiras de algodón o piel de cordero en las aperturas de la chaqueta.

Crea tu disfraz de Papá Noel: El traje

Por todos es sabido que encontrar un disfraz de Papá Noel es una de las cosas mas simples siempre y cuando dispongamos de un presupuesto acomodado. Tanto en tiendas de disfraces físicas como a través de la red podemos encontrar el equipamiento completo que nos transportará a ser un anciano bonachón portador de felicidad.

Sin embargo, precisamente en estas fechas, el presupuesto aprieta y no siempre tenemos la posibilidad de comprar uno de estos trajes. Por otro lado, y aunque existen opciones más económicas, como el alquier de disfraces, nada se puede equiparar a la diversión de construir nuestro propio atuendo. Apenas es necesario un poco de imaginación y tiempo libre para conseguir un disfraz completo y convincente.

Antes de crear nuestro disfraz personal, hemos de tener en cuenta los elementos que componen el icono de Santa Claus: un traje rojo y blanco con gorro, una larga barba blanca, botas y cinturón negro, saco de regalos y gafas.

Comenzaremos por el traje. En primer lugar, atenderemos a los pantalones. Debemos encontrar unos que sean amplios, a ser posible, de tela roja. Si no disponemos de ninguno en nuestro armario, podemos pasarnos por un mercadillo, donde habitualmente podemos adquirir artículos de calidad inferior aunque al mejor precio.

Si no conseguimos unos pantalones rojos a nuestro gusto, podemos partir de unos pantalones blancos viejos que ya no usemos y teñirlos en casa. Podemos teñir cualquier pantalón, pero la tela blanca es la que absorve mejor el tinte que querremos aplicar. En cualquier droguería y mercería de barrio, así como en la correspondiente sección del supermercado, existe un amplio abanico de tintes para ropa. Debemos hablar con el dependiente en cuestión, indicándole el tipo de tela que queremos teñir (algodón, lino, felpa, etc.). Éste nos recomendará el producto más acorde a nuestras necesidades.

En todo caso, lo mejor y más divertido será fabricarlos nosotros mismos. No necesitamos ser expertos costureros siempre y cuando dispongamos de una máquina de coser o paciencia con la aguja. Todo ello depende del tiempo que queramos emplear en nuestro disfraz. En Internet existen multitud de videos tutoriales sobre cómo construir prendas básicas (intentaremos reseñarlos en posts posteriores).

Por otro lado, debemos hacernos con una chaqueta bastante amplia. El procedimiento es similar al de los pantalones: podemos tenerla ya en casa, teñir una blanca, adquirir una económica o elaborarla nosotros mismos. Cualquier material vale siempre y cuando la chaqueta nos quede suficientemente holgada. Una vez que nos hemos hecho con estos elementos, habremos completado la primera fase de construcción de tu disfraz personal. No obstante, aún habrá que darle unos cuantos toques antes de poder decir que tenemos el traje de Papá Noel.

Santa Claus: La construcción del icono

Santa Claus es un icono. Como explicamos en un post previo, la figura del mismo parte de un personaje real del siglo IV, San Nicolás de Bari, de origen turco. Si bien en Europa este personaje fue ganando fuerza a través de los siglos, convirtiéndose en el responsable de entregar los regalos y los dulces navideños, el icono de Santa Claus es netamente americano.

La introducción de los renos, el trineo que surca los cielos y la bolsa con regalos, adentrándose por las chimeneas a las casas y dejando los regalos junto a los árboles navideños o en los calcetines, se efectuó ya en el Nuevo Mundo. Hasta entonces, Papá Noel había repartido los regalos a pie o montando a caballo. La historia de Mamá Noel y los duendes que fabrican los regalos en el Polo Norte fue escrita por estos mismos.

Clement Clarke Moore escribió en 1823 un poema que ofreció una imagen de Santa Claus en la que ya recogía algunos de estos nuevos elementos—como el famoso Rudolph—, sin embargo, aún le definía como a un enano o duende delgado, vestido de verde. Por otro lado, según las descripciones de la Inglaterra decimonónica, Santa Claus vestía un traje blanco con tonos dorados.

La introducción de los renos y su procedencia del Polo Norte, no se extendió hasta que Lomen Company creó un anuncio en el que introdujo tales conceptos. Con estas ideas publicitaron su marca contribuyendo a la construcción del icono que hoy envuelve nuestras fiestas.

En esta línea, en 1931, la corporación Coca-cola encargó a Habdon Sundblom que efectuase una dibujo de Santa Claus. El objetivo era crear un icono que llegase al pueblo con mayor facilidad, más humanizado y entrañable, con el propósito de apoyarse en éste para su campaña navideña. Y, en realidad, supuso todo un éxito. El carácter masivo de este anuncio hizo que el color rojo corporativo se asentase como definitivo y determinante. Y es que, el verde, aún siendo el color más habitual, por habérsele descrito en numerosas ocasiones como un duende, no era el único.

Debido a todo esto, la figura de Santa Claus, que hasta aquel momento, estaba presente como concepto difuso y más o menos variable, se convirtió en un icono ineludible para la cultura navideña occidental.

Gracias a esto, y a marchas forzadas, Santa Claus pasó a estar presente en todas partes. Y ahora, todos podemos convertirnos en el ancianito de los regalos con relativa facilidad. De hecho, el disfraz de Papá Noel es uno de los más comunes en Navidad, probablemente por su simplicidad. No hay nada más agradecido que disfrazarse de éste pues en seguida nos reconocerán como tal. Por otro lado, es bastante fácil de interpretar, lo cual es muy agradecido si nuestro objetivo al disfrazarnos es reirnos y disfrutar.

El origen de Papá Noel

Cuando las fechas navideñas se aproximan, el icono estético por excelencia, el que nos hace reconocer que pronto llegarán las cenas familiares, los regalos y las risas, es la figura de Papá Noel.

¿Quién no se ha probado alguna vez en su honor el típico sobrerito rojo con un pompón blanco en su extremo? ¿O quizá una barba suya?

El abuelito que los niños adoran llega con fuerza a todos los rincones de nuestra ciudad para asentarse allí unas cuantas semanas antes de la entrega internacional de regalos. Así, en los centros comerciales, comienzan las giras de Santa Claus. En cada centro, encontraremos a un señor vestido de rojo, con más o menos tino, dispuesto a recoger las peticiones de los niños que se acomoden en su regazo.

También, en las casas, a veces Papá Noel hace pequeñas visitas, especialmente el día de Nochebuena. Pero no sólo aquí: los christmas navideños recogen a nuestro personaje, e incluso los objetos inanimados, como árboles de navidad o los maniquíes de las tiendas de ropa se disfrazan del emblemático bonachón. Allá donde encontremos un gorro de Papá Noel, habrá llegado la Navidad.

No obstante, la imagen de Santa Claus: el típico traje rojo con botas negras, cinturón negro, barriga monumental, barba blanca, gafas redondas, sombrero y un enorme saco de regalos, es mucho más reciente de lo que puede parecernos.

En realidad, la historia de Papá Noel está inspirada en San Nicolás de Bari, un obispo proveniente de Patara, en Licia (actual Turquía). Nació en el siglo IV y, por lo que se cuenta, tenía un aspecto muy distinto al que hoy atribuímos a nuestro anciano navideño: era alto, desgarbado y extremadamente delgado. No obstante, el concepto del saco ya proviene de este personaje, pues en una ocasión le regaló a la hija de un vecino un saco de monedas de oro para pagar la dote que su padre no podía asumir.

Los testimonios que nos quedan de Nicolás de Bari afirman que fue un hombre sumamente generoso. Quedó huérfano a los 19 años y entregó su fortuna a los pobres, al tiempo que entró en la vida eclesiástica. Con el tiempo, llegó a ser obispo de Turquía, Grecia y Rusia y fue nombrado patrono de los marineros.

Debido a su entrega desinteresada, y a que murió en una fecha muy próxima a la Navidad (6 de diciembre) se consideró que era una figura ideal para ser el responsable del reparto de dulces y regalos en las fiestas navideñas. A partir de aquí, la tradición se extendió por Europa —fue venerado durante la Edad Media— , y con la emigración, en siglo XVII, a Estados Unidos.

Será ya en el continente americano donde se reformulará el concepto de Santa Claus y se convertirá en un producto de masas, añadiendole nuevos elementos y atribuyéndole su distintivo carácter icónico. Pero esa ya es otra historia.