Historia de la máscara

Para disfrazarnos en canarval, uno de los accesorios más solicitados son las caretas. El antecedente más directo de esta costumbre se remonta a la tradición de las famosas máscaras venecianas.

Como ya sabéis una máscara o careta es un objeto que puede ser fabricado con diferentes materiales (madera, tela, cartón, yeso, piel, plástico, etc.) y que se coloca sobre la cara de una persona, ocultando su identidad, pudiendo representar, al mismo tiempo, la de otra persona, personaje u animal.

Respecto al uso lúdico de la máscara —en tiempos remotos los caballero también las utilizaban para esconder su identidad en los torneos de combate— ya los griegos y romanos las usaban durante las representaciones escénicas.

Por otro lado, los primeros empleaban máscaras durante las fiestas dionisíacas, al igual que los romanos en las lupercales o saturnales. En México y Centroamérica también se usaban durante los religiosos de las culturas indígenas. Estos usos ceremoniales también están claramente emparentados con el carnaval, en la medida en que este es un periodo que precede a la Cuaresma cristiana y tiene una connotación de libertinaje como preparación para la penitencia posterior.

Los primeros materiales que se emplearon en la fabricación de las máscaras fueron la corteza de árbol, el cuero forrado de tela, el marfil y la madera, combinándose a menudo entre sí para darles más consistencia.

Una variante original del siglo XVI es el antifaz, que fue creado para las damas más con un fin práctico que estético: resguardarse del sol. A parte de éstos, muchas máscaras se han ideado a lo largo de la historia como protectoras: máscaras de vendas, quirúrgicas, antigás, de buzo, de respiración conectadas a sistemas de respiración artificial), de oxígeno, anestésicas, de esquí, de soldador.

Por otro lado, las máscaras de los luchadores (por ejemplo, de lucha libre) parecen protectoras, pero en realidad no son más que un ornamento estético. En otras ocasiones, también han sido empleadas por éstos con el afán de mantener su identidad en el anonimato.

Otros tipos de máscaras, son aquellas que han tenido, por ejemplo, una finalidad punitiva, es decir, que han servido como objeto de castigo y/o humillación pública: algunas de ellas eran particularmente incómodas, como la máscara de hierro.

En realidad, la máscara es un elemento muy fácil de adquirir. De hecho, si lo queremos comprar, es muy fácil fabricarlo por nosotros mismos, a nuestro gusto y medida. Por eso, si queremos participar de alguna manera en el Carnaval 2011 y aún no hemos decidido cómo, una buena posibilidad, es optar por construir una máscara o careta divertida y salir con ella a ver los desfiles que se organizan en casi todas las poblaciones del mundo.

Origen del Carnaval de Venecia

Venecia es una de las regiones de la península itálica con mayor encanto. Igualmente, en términos generales, es un destino turístico de gran auge internacional. Al margen de la belleza natural y tan original del entorno, Venecia se convirtió en una capital turística desde temprano por razones adicionales. Una de ellas es que desde antiguo se ha destacado como un lugar festivo; entre otras festividades, destacan los matrimonios celebrados en el agua, festivales del vino, conmemoraciones de la peste o regatas históricas; pero sobre todo, el carnaval.

El Carnaval de Venecia es, sin lugar a dudas, uno de los más importantes en el mundo, al mismo tiempo que uno de los más antiguos. Se dice que surgió durante el siglo XI, momento en el que Venecia comenzó a dominar marítimamente en entorno del Mar Mediterráneo. No obstante, hasta el siglo XIII no se condecoró como fiesta festividad oficial y suprema.

Las costumbres del Carnaval de Venecia, tal y como lo conocemos datan de los siglos XVII y XVIII. Pongámonos en situación: el carnaval era el momento en el que nobleza rompía su relacionamiento endogámico para mezclar sus costumbres con las del pueblo llano. De hecho, era muy frecuente que se disfrazasen para pasar inadvertidos entre éstos. Se cree que esta es la razón por la que se desarrolló la tradición de las máscaras.

Esta costumbre obtuvo nombre pronto, y aristócratas de toda Europa acudían a disfrutar de la fiesta. No obstante, cuando Venecia decayó en lo que respecta a su control sobre el mar —y en tanto que potencia económica— el prestigio del Carnaval se debilitó hasta puntos insospechados.

En 1797, Napoleón Bonaparte derrogó el carnaval en tanto que festividad en esta zona, y de hecho, no ha sido recuperado hasta hace apenas unas décadas, en 1979. En tanto que Venecia ha vuelto a ser un destino turístico destacado, se pensó que podría ser muy positivo para la ciudad —y divertido para sus visitantes— reconstruir la costumbre carnavalesca tal y como se desarrollaba siglos atrás.

Actualmente el Carnaval de Venecia dura diez días, en los que se organizan bailes en salones y comparsas que desfilan por la ciudad.

La protagonista indiscutible de los disfraces venecianos es la máscara: podemos encontrarlas de todo tipo, más o menos elaboradas y construidas con cualquier motivo. De hecho, muchas de las máscaras que son confeccionadas para el carnaval son consideradas obras de arte. Esto no es extraño, en la medida en que Venecia es una de las ciudades europeas más volcadas con el arte, especialmente debido a la impresionante arquitectura que lucen sus calles.