En verano se celebran en muchos pueblos desfiles de coche de época. Es el mejor momento del año para sacar a la carretera unos vehículos que evocan otros tiempos y conducirlos con la ropa que corresponde tan ilustre carrocería.
Mucha gente acude a estos desfiles ataviada con ropa de época acorde con sus coches favoritos, la primera mitad del siglo XX representada a través de los diferentes ropajes: los años 20 con el glamour de sus ropas cortas y el charlestón, los años treinta con sus sombreros de ala ancha y trajes chaqueta entallados para ellas y así, poco a poco, hasta llegar a los 60 y el estallido hippy, mucho menos glamoroso pero divertido y lleno de color.
En este tipo de actos no vale lo cutre, se cuida hasta el último detalle y la ropa, sobre todo la de las señoras, es totalmente idéntica a la de la alta sociedad del momento, la única que se podía permitir esos primeros vehículos. Los hombres con sus trajes cortados a la manera de la época, sus sombreros y sus pañuelos o bufandas dándoles el toque elegante que todo conductor de un vehículo así necesita.
Algo más que un disfraz
Y es que no se trata de disfrazarse en el sentido clásico, sino de caracterizarse conforme a unos años pasados, tal como harían en un plató de cine para rodar una película. Muchas de estas personas tienen ropajes auténticos que han cuidado y restaurado con el mismo mimo que han hecho con sus coches.
Otros se la han cosido especialmente para los días en que salen a desfilar. Pero siempre con unos patrones de calidad, totalmente endomingados y elegantes. Estos desfiles se convierten en todo un acontecimiento y se puede ver a todo el pueblo y gente que se desplaza exclusivamente para verlo situados por todo el recorrido para ver desfilar a una parte del pasado, como si de un recorrido por el túnel del tiempo se tratara.
Estos coches tienen otros usos
Además de para desfiles de éste tipo, los propietarios de vehículos de época suelen alquilarlos para películas ambientadas en los años en los que sus coches eran una muestra de clase y distinción y rodaban por las carreteras como máximo exponente de la modernidad y del desarrollo industrial.
También podemos verlos habitualmente en bodas, llevando a los novios a la iglesia de una forma original y diferente en su día más especial.